Pedir perdón es una de las cosas más difíciles de hacer. Primero, porque a veces cuesta reconocer los errores cometidos. Uno se mete en su propio mundo, ve las cosas desde su perspectiva y no mide las consecuencias que puedan acarrear. Y segundo, porque duele saber que con determinada acción se ha herido -sin querer- al ser querido.
Dios!, sabes que no soy gente de confesiones públicas, pero hoy lo siento necesario. Fallé. Lo sé. No calculé dimensiones. Y lo lamento profundamente. Nunca querré ofenderte, molestarte, perjudicarte.
Pero porfavor, perdoname :_
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